Es típico que en
un funeral llueva, este no era la excepción, “Trágica muerte de una menor”, eso
decían los periódicos, otros decían “Otro fallecimiento de una niña”, otros
caían en la crueldad; no a todos les era extraño que una niña falleciera…
¿Lugar y momento
equivocado? Puedo asegurarlo. Los periódicos daban dato que una niña de tan
solo 9 años de edad había sufrido un terrible accidente por un hombre que no
tenia control sobre el volantes de un flamante carro deportivo por el exceso de
wiski. La anfitriona del funeral, la niña que había agonizado en el cemento, mi
hermana, yacía acostada en el féretro.
Mi madre lloraba
frenéticamente mientras mi padre hacia un esfuerzo inútil por tranquilizarla,
después de todo mi hermana no saldría de ahí para entrar a mi cuarto sin
permiso, dormir en las piernas de mamá, sentarse en la sala a “leer con papá”,
para dormir conmigo cuando los fantasmas la asustaban, para hacernos reír.
¿Por qué a pesar
de todo eso no lograba llorar como cualquier hermana haría por la falta de su
compañera de juegos y risas?
La culpa iba
creciendo cada vez mas y mas en mi interior, pues todos lloraban bajo su
paraguas negro, todos excepto… un sujeto, y su atención no estaba ni siquiera
el hoyo en el reposaba mi hermana, su atención estaba totalmente en mi y solo
en mi.
Al principio
intente ignorarlo y concentrarme en lo que el sacerdote decía, pero su mirada
en verdad me atravesaba, siempre volvía a verlo y a encontrarme en sus ojos,
solo que, ahora me sonreía mostrándome una lustrosa dentadura blanca.
Mis papas estaban
tan absortos en su dolor que ni siquiera notaron cuando me escabullí entre la
familia, amigos y personas con curiosidad morbosa. Me dirigí con aquel muchacho
alto, rubio y muy atractivo.
Me intercepto a
medio camino y en su rostro vi la misma sonrisa que minutos antes también me
había mostrado, hermosa.
-¿Qué es lo que
quieres?
No sabía
exactamente si la que pronunciaba esas palabras era yo o alguien que se había
apoderado de mi boca.
-Directa, eso me
agrada.
Su voz era como
aterciopelada, realmente interesante.
-Aún no me
respondes.
Su mirada me
examinó de arriba abajo sin eliminar ni un momento su atractiva sonrisa.
-¿Eres de esos
turistas que creen que mi hermana es una atracción?
-Soy tu futuro-su
voz fue mas como el susurro del viento en mi oído.
-Idiota.
Como podía
creerme ingenua, tenia 16 años no 6, era hasta tonto creer que no era otro
turista con ganas de fastidiar.
-¿Quién te dijo
ingenua, Ángela?
Mis ojos se
abrieron de par en par, ¿Cómo sabia mi nombre?, ¿Cómo sabia lo que pensaba?
-¿Qué eres?
-Ya te lo dije,
tu futuro.
-¿Mi futuro?
-Tú eres mía.
Desde que naciste fuiste mía y todo lo que crees que es tuyo y es realidad, en
este instante, dejo de serlo. No puedes sentir dolor por la perdida de tu
hermana si ni siquiera es tu hermana, no te sientas culpable. Aunque pasaras
una eternidad con ella no te dolería en absoluto, así que deja de pensar en
eso. Todas estas personas, para ti, deben dejar de existir.
Mire a toda la
gente reunida y vi que nadie se movía, la lluvia había dejado de caer y todos,
incluyendo a mi mamá habían dejado de llorar.
-Vámonos, no
tenemos más tiempo.
Me tendió la
mano.
-Pero y mis
padres…
-Dejaste de
existir para ellos.
Este sujeto hacia
que surgiera una gran atracción de mi pecho hacia él. Mi corazón suplicaba que
tomara la mano que me tendía y perderme con él a donde quisiera llevarme.
Así que tomé su
mano y caminamos juntos hacia un lugar donde solo el sabia su paradero… y todo
comienza con nuestras manos unidas…
:T :H :E :D :R :E :A :M :E :R
Giselle, no sé que historia sea esta, pero me encantó. <3 <3
ResponderEliminarYo laurita la hice yo
ResponderEliminar^^ que bueno que te gusto me alegra demasiado